29 de diciembre de 2009

2010

Cuando era chica, nada me gustaba más que empezar un cuaderno nuevo.

48 hojas blancas, impolutas, parejitas, prolijamente pegadas, llenas de posibilidades.

Y seleccionaba con esmero el papel para forrarlo, y me dedicaba a esa tarea con esmero. Y le hacía una carátula que superara a la anterior.

Por lo general este proceso se daba incluso antes de terminar el cuaderno anterior al cual completaba a los tumbos, haciendo letra grande, arrancando hojas, pegando las fotocopias enteras. La perspectiva de empezar de nuevo lo deslucía aún más y me daba más ganas de que se terminara lo antes posible.

Y llegaba el día en que el Rivadavia nuevo entraba a escena. Y los primeros renglones no usaba el borratintas y las primeras hojas hacía buena letra. Pero mi naturaleza afloraba eventualmente y aparecía el primer borrón, la primera correción, la primer hoja arrancada de frustración.

Hasta que me di cuenta que el cuaderno cambiaba pero yo seguía siendo la misma alumna promedio, con las mismas falencias, las mismas desprolijidades y como mucho, podía esperar haber aprendido antes y en este cuaderno tener menos faltas de ortografía.

21 de diciembre de 2009

Pedí hombres y Dios me trajo amigas


- Seguro, ahí conozco un chico

Ese fue siempre mi mantra antes de empezar una nueva etapa, antes de ingresar a un nuevo círculo. Nunca funcionó.

Lo dije antes de cambiarme del colegio de monjas a la escuela municipal donde iba a estudiar arte, esperanzada con encontrarme con hordas de chicos de morral y moral hippie.

Lo dije antes de empezar la facultad, metiéndome en una carrera porcentualmente masculina, fantaseando con un joven idealista que hubiera leído a Sartre y reencarnara ideales populistas.

Lo dije antes de salir con amigos de amigas, esperando compartir una cerveza con un muchacho divertido, de respuestas rápidas con quien contara con la complicidad de tener un punto de contacto en común.

Lo dije antes de ir a un encuentro Blogger, desoyendo el propio prejuicio y repitiéndome que si yo estaba ahí, entonces un chico también prefectamente normal iba a estar e iba a ser cierto que el blog es un arma de levante.

Lo dije antes de empezar a trabajar en un lugar nuevo, convenciendome de que la cotideaneidad y el compartir todos los días me harían conocer a un (por qué no) abogado o contador encantador a quien yo deslumbraría con mi capacidad profesional y buen humor aún a las 10 de la mañana.

Pero mientras yo pedí hombres, la providencia me trajo amigas.

Mientras me distraje buscando morrales, anteojos de marco grueso, cortes de pelo modernos, guiños seductores, comentarios mordaces, miradas furtivas, sonrisas de lado, eventos, citas y novios, bajé la guardia y me llegaron amigas.

Apareció Carito en el banco del colegio a la cual ya no le puedo encontrar virtudes porque simplemente es mi hermana y así de mucho la quiero.

Apareció Sofi en un teórico, joven e idealista, pero sobre todo compañera y piquetera de mi causa.

Apareció Cos con quien tantas cervezas y puntos en común no sólo construyeron una complicidad sino un sentirse en casa eterno.

Apareció Pau tan perfectamente normal y por encima, tan perfectamente sana que renovó mi esperanza en las mujeres y en confiar y dejarse ayudar.

Apareció Catalina que me demuestra que se puede ser divertida, espontánea, compañera y optimista sin caer en el cliché.

Apareció Carla corrida solo un día de mi vida, que se emociona con lo que me pasa y se pone feliz con mi felicidad y se anima a decirme amiga aunque el jefe no lo pida.

Y yo, de a ratos sigo buscando tipos pero vivo tranquila porque tengo muchas y de las mejores minas.

18 de diciembre de 2009

Espacio cedido por el Gobierno para la difusión de nuevas voces

- Botona, Botona, me prestas tu blog???
- Eh? ¿Para qué?
- Es que si tuviera uno, en este momento necesitaría escribir algo.
- ......(desconcierto) Si, dale!
Desde estas hermosas playas: mi hermana.


- Mamá, estas del orto! Como vas a hacer eso????
- Era la única manera de que te levantaras!

Situación:

Llegue tarde. Demasiado tarde para ser un lunes. Demasiado tarde para el martes tener que abrirle al ¿heladero? (a.k.a. técnico de la heladera)

No sabia su nombre, solo sabia que su apellido era García y que entre las 9.30 y las 12 el iba a devolverme las frigorías que le faltaban a mi vida, después de sacarme unos cuantos pesos (eso lo tenia claro).

9:03
-Señoooooooooraaaaaaa!
- …
- Señooooooooooooooraaaaaaa

(Entre sueños me pregunto: ¿Esa sería yo? )

- Ahhh… Si, García, ya le abro

Tardé 12 segundos en cubrir mis partes y salir a abrirle. El señor hizo su trabajo en breves minutos y me dejo la heladera andando. Un genio García.

Me acuesto ni bien García enciende el rastrojero.

A la media hora siento la voz de una vecina de escasos 9 años en la ventana:

-Flooooooooooopiiiiiiiiiiiiiii
(clap clap clap clap)

(Para esta altura notaron que en mi casa NO HAY TIMBRE, no?)

-FLOOOOOOOOOOOOOOOOPIIIIIII

Yo mientras pensaba:
- ¿Qué carajo querrá? Me muero de sueño, no la pienso aten…FLOOOOOOOPIIIIIIIIII Ok, la atiendo.

-Que pasa Oriana????
-Me llamo tu mama para que te levantes porque tenés que atender al Técnico
- Ehhhhhhh?
- Si, dijo que te levantaras, ehhh! No te vuelvas a dormir!

(riiiiiing, riiiing)
- Mamá, estas del Orto! Como vas a hacer eso????
- Era la única manera de que te levantaras!

Así estamos.


14 de diciembre de 2009

Tener códigos

Conocés, con una amiga, a un chico al que por circunstancias tenés más acceso y cotideaneidad, pero a ambas las deslumbra. El muchacho te pide el mail de tu amiga.

Decirle que le vas a preguntar a ella por respeto y accidentalmente olvidarte de hacer la consulta y como consecuencia no pasar nunca la dirección, no es tener códigos, es ser garca.

Ahora bien, conocés, con una amiga, a un chico al que por circunstancias tenés más acceso y cotideaneidad, pero a ambas las deslumbra. El muchacho te pregunta por tu amiga y se refiere a ella con un diminutivo cariñoso.

Decirle que le vas a decir a ella que la está buscando y acto seguido llamarla, contarle y la próxima vez que se crucen recordar el episodio con un guiño cómplice, no es tener códigos, es ser paspada.

(adivine el lector de qué lado estoy yo)

9 de diciembre de 2009

Sexy mamma

lunes, 16.40 hs, oficina de mi jefe en la cual me encuentro a pedido del mismo a fines de charlar seriamente y a puerta cerrada.

Jefe: Los dos sabemos desde el primer momento que este trabajo no tiene la estabilidad que tienen otros, que el modo de contratación no da seguridad alguna, que no tenés obra social, ni aguinaldo, ni otras tranquilidades que tiene la relación de dependencia, mucho menos indemnización...
Botona: Ajá...
Jefe: También sabés que contás conmigo para cualquier cosa que necesites y que si bien esta es una relación laboral, por fuera de eso estoy para lo que necesites...
Botona: Ajá...
Jefe: Bueno, no me gustaría que todo esto que te dije al principio no te permita confiar en mí, o pasar un mal momento sin poder decirlo en el trabajo.
Botona: Bueeeeno...
Jefe: Vos sabés que lo que me cuentes a mí, se lo contás a la persona, no al jefe.
Botona: Ajá...
Jefe: ...
Botona: ...
Jefe: ¿Estás embarazada?
Botona: Mmmmmnop.
Jefe: ....
Botona: Estoy gorda.
Jefe: Ok, perdón.
Botona: No hay problema. ¿Nos vemos el miércoles?
Jefe: Hasta el miércoles.

Ayer empecé la dieta.

1 de diciembre de 2009

Canchereando

"Levantá un poco la pierna"
"Sonreí"
"Doblá la rodilla"
"Cambiá la cara"
"Sonreí, dale."
"Relajate"
"Por favor: SONREÍ"
"¿Un poquito más canchera?"

Una tras otra, escuché las frases de boca de la pobre fotógrafa contratada por la gente de Flook para retratar el evento de lanzamiento de la página.

Luego de peinarnos, maquillarnos, abastecernos con montones de maquillajes y aflojarnos un poco, venía la sesión de fotos para mostrar como de una insulsa bloggera puede salir una flooker canchera.

Un pendrive lleno de fotos demuestran que conmigo no es tan facil.

Pero la encargada de la página, mientras veía mis fotos y las de afamada bloggera sentenció:

- Chicas, no es problema suyo, es un tema generacional. Para su edad, están muy bien.

Y me quedó sonando. Y revisé las fotos. 1, 5, 10, 50. Y la encontré. Y me di cuenta que tenía razón, abajo de todos estos años, yo también soy tremenda flooker.