28 de diciembre de 2007

0.80 por favor.

Debido a la lluvia maldita, no pude usar el tren para venir al trabajo sino que tuve que tomarme un bondi.
Subo al transporte en cuestión y OH! 2 buenas nuevas.
Buena nueva 1: Hay asientos libres
Buena nueva 2: Uno de los asientos libres es al lado de un ex compañero del colegio que trabaja a 2 cuadras de mi laburo.

Casi me olvidaba de que estaba en el mugriento colectivo y que iba a viajar media hora de más por el cambio de planes cuando de repente escucho el bramido:

-Eh, eh! Ustedes!!! ¿Qué se piensan, que con dos pasajes van a viajar todos?

Resulta que dos mujeres, con 20 críos cada una, habían subido haciéndose las sotas y habían mandado a uno de los niños a pagar sólo dos pasajes de un peso.
El viaje se resumió entonces al desquite del indignado bondilero.

Entre muchas cosas escuchamos cosas del tipo:

-¿Qué se piensan, que soy gil?
-Conmigo no se jode, eh?
-Mira que a los negros como ustedes me los como de desayuno y hoy no desayuné.

A la decimo séptima amenaza, las damas en cuestión, decidieron pagar los boletos faltantes.
Creímos que venía la paz, pero no. A la altura de Vicente Lopez, en una parada arbitraria, el colectivo se detuvo y el chofer espetó un:

-Hasta acá es un peso, cuánto más piensan viajar???

Las mujeres y su descendencia que encontraban graciosísimas las interpelaciones del macaco al volante, no le contestaban, muy por el contrario, se rían entre sí y empezaron a insultarlo.
Ahi se desató la ira del conductor.

Paró el motor, se sentó de costado y dijo:

-Hasta que no se bajen estas negras, yo no sigo. Pagaron un peso, y un peso viajan.

Entre el pasaje, las caras empezaron a mutar de la tibia sonrisa de verguenza ajena y fascinacion por el espectáculo, a la incredulidad y finalmente la indignación.

Todos a los gritos, hasta el mayor rugido prevaleció. Era el chofer nuevamente y dijo:

-Yo no le tengo miedo a nadie. Y si no me creen, lean el cartel.

La hojita A4, escrita en Word y plastificada, rezaba:

"En el cielo no me quieren y en el infierno me temen"

Casi muero de la risa. Para esta altura no me importaba llegar tarde, viajar media hora de más, ni nada de eso. Estaba extasiada.

Se ve que, sin embargo, el cartel o el resto de los pasajeros furiosos, atemorizaron a las madres polizontes que se bajaron, no sin antes dedicarnos un rosario de puteadas.

Llegamos a Belgrano y mi compañero me dice:

-Bajemos por adelante

Yo, pensando que era para no mojarnos, accedí.

Cuando llegamos a la puerta, el muchacho se acerca al asiento del iracundo colectivero y lo que oí después no puede más que reproducirlo fielmente:

-Parada por favor... Master, viste que el martes es año nuevo? Bueno, dicen que uno tiene que empezar el año como quiere pasarlo. Hacete este favor: cuando sean las 12, dejá de pelearte con tu suegra. Felices fiestas.

Y nos bajamos. Ante la mirada atónita del chofer, la risa entre dientes de mi amigo y el miedo a ser pisados por un 60 mio.

Update: Por MSN mi amigo me recordó la mejor frase del chofer:
-Claaaaaro, despues vamos todos al Unicenter a hacernos los chetos pero no pagamos la plata del boleto...

17 de diciembre de 2007

The office

Llego todos los días entre 24 y 37 minutos tarde. No por nada en particular, sino porque consideré que las 8 es un buen horario para despertarme y despertarse a un buen horario es más importante que llegar temprano a este lugar.
No saludo al entrar más que con un Hola arrastrado al chico que labura como mi pseudo-asistente.
Cuando me sirvo café no ofrezco.
No traje facturas para mi cumpleaños bajo el argumento de que es MI cumpleaños, ellos deberían hacerme los regalos.
Le digo Forrest a la secretaria y Willow a la de marketing.
Me paso interminables horas leyendo blogs y escribiéndome mails con mi única amiga acá adentro. Nos reímos de cada uno de nuestros compañeros y armamos planes maquiavélicos para enojar a su jefa.
Cada 15 días falto uno, por enfermedad o por día de estudio y me fui fácil, 10 veces en los almuerzos y volví a las 2 horas o directamente no volví por tener entrevistas laborales en otras empresas.

El jueves estos hijos de puta me galardonaron como Mejor Compañera y Actitud Positiva de la oficina en la fiesta de la empresa.

La colombiana largó un par de lágrimas y me dijo: Te lo re mereces, eres re chévere (no sé por qué a todo le pone RE, como si eso la hiciera notar más "aporteñada")
Forrest me dijo que debería compartir mi premio con los demás porque ellos me votaron.
Mi jefa me dijo que me tomara dos francos, uno por cada premio.

Lo peor de todo es que no fue irónico.

11 de diciembre de 2007

El germen de su propia destrucción.

De mi paso por la carrera, hubo una serie de datos que me quedaron grabados en la memoria de manera indeleble, por impacto, por absurdo o por repitición.

Una de esas frases que se impregnaron e hicieron carne en mí fue "El capitalismo conlleva el germen de su propia destruccion". Básicamente si uno entiende eso, casi casi que puede egresar sin ningún tipo de traspié.

Como todas las cosas que suelo incorporar, esa sentencia me acompañó durante meses, buscando aplicarla en donde sea. Es usual en mí, buscar en la realidad confirmaciones de las teorías. En este caso, busqué durante meses prácticas, grupos, paradigmas y hasta estilos de vida que aplicaran a esa terrible sentencia, que poseyeran el germen de su propia destruccion.

Después de un tiempo me quedé tranquila y me preocupé por encontrar tríadas en cualquier lógica o de ver las contradicciones de las redes de relacion (o algo por el estilo).

Ayer me quedé en mi casa, usando uno de los días de estudio que me quedan.

Como no tenía que estudiar, aproveché y ordené mi cuarto, lavé ropa, arreglé pantalones, limpié la pileta, tomé sol y fui al super para comprar todas las cosas ricas que necesitaba para merendar. Recibí a mi hermana, merendamos juntas, escuchamos música y me dispuse a preparar la cena. Comimos pizza casera y miramos un rato de tele.

Cuando me tuve que levantar hoy a la mañana para venir a la oficina, me odié. Quise quedarme en la cama un rato más, quise levantarme y desyunar con mi perra, quise volver a tomar sol y cocinar algo rico, quise leer una revista a la tarde, y ver la repetición de alguna serie a las 3 de la tarde. Casi que quise quedarme ordenando la casa y esperando la vuelta a casa de los demás y ahi me di cuenta: tengo dentro mío el germen del ama de casa.

Tengo dentro mío el germen de mi propia destruccion.

4 de diciembre de 2007

Forrest Gump

La secretaria de la oficina donde trabajo es Forrest Gump. No porque tenga capacidades mentales reducidas (bueno, si un poquito, si...), no porque tenga aparatos ortopédicos en las piernas y no porque use camisas muy feas (bueno, un poquito por eso también), sino porque a ella le pasó todo.

Si vos fuiste a la cancha una vez, ella fue de la barrabrava de Platense. Si una vez te colaste en un evento de una radio, ella se coló, metiéndose en el auto del mismísmo Mario Massone (que Dios lo tenga en el gloria) en la fiesta de Radio Horizonte. Si de chiquita participaste en un desfile de tu colegio, ella fue modelo de manos para Paddle Watch. Si vos recibiste una beca para hacer una investigación sobre el peronismo, ella guardó durante unos meses, las manos de Perón dentro de su ropero.

Todas estas exageraciones me tienen sin cuidado, pero lo de hoy, me supera.

Sabido es que en cada oficina entre noviembre y marzo se desata la guerra del aire. Tengo la maldita suerte de estar justo abajo del armatoste ese que han dado en comprar por aire acondicionado, lo cual me posiciona en el bando de los que lo quieren apagar cada media hora.
Cada uno apela a sus mejores recursos para ganar la pulseada del control remoto del aire y en pos de esa victoria, alegamos las más variadas causas, pero lo de esta mujer es too much.

Mientras usurpaba el control de arriba de mi escritorio espetó la siguiente frase:

-Yo no es que tenga calor, es que fui al médico y me dijo que tengo la temperatura corporal 2 grados por sobre la media normal. Algo así como que me hierve la sangre.- Y la muy yegua sonrió.