17 de diciembre de 2007

The office

Llego todos los días entre 24 y 37 minutos tarde. No por nada en particular, sino porque consideré que las 8 es un buen horario para despertarme y despertarse a un buen horario es más importante que llegar temprano a este lugar.
No saludo al entrar más que con un Hola arrastrado al chico que labura como mi pseudo-asistente.
Cuando me sirvo café no ofrezco.
No traje facturas para mi cumpleaños bajo el argumento de que es MI cumpleaños, ellos deberían hacerme los regalos.
Le digo Forrest a la secretaria y Willow a la de marketing.
Me paso interminables horas leyendo blogs y escribiéndome mails con mi única amiga acá adentro. Nos reímos de cada uno de nuestros compañeros y armamos planes maquiavélicos para enojar a su jefa.
Cada 15 días falto uno, por enfermedad o por día de estudio y me fui fácil, 10 veces en los almuerzos y volví a las 2 horas o directamente no volví por tener entrevistas laborales en otras empresas.

El jueves estos hijos de puta me galardonaron como Mejor Compañera y Actitud Positiva de la oficina en la fiesta de la empresa.

La colombiana largó un par de lágrimas y me dijo: Te lo re mereces, eres re chévere (no sé por qué a todo le pone RE, como si eso la hiciera notar más "aporteñada")
Forrest me dijo que debería compartir mi premio con los demás porque ellos me votaron.
Mi jefa me dijo que me tomara dos francos, uno por cada premio.

Lo peor de todo es que no fue irónico.