5 de agosto de 2010

El aguante

Hay veces que uno a la gente la aguanta. Y cuando la aguanta, no sólo la soporta sino que la espera.

Soporta desprolijidades, desconsideraciones, comentarios desafortunados, egoísmos, deslices, pequeños y grandes desaciertos.

Y espera. Espera que pase el mal momento, la crisis, la bronca, la tristeza.
Uno soporta y espera, porque en algún momento vio algo valioso; porque quiere, quiere aguantar y lo quiere al otro; porque cree en que lo que va, vuelve; porque cree que esa relación, esa persona, ese trabajo valen la pena el aguante.

Y a veces, las menos, vale la pena. Otras, las más, uno termina agotado.

Esas últimas veces, hacen que un comentario alcance para cortar una relación, que un desplante sea lo último que escuchemos de esa persona, que el aumento de sueldo de otro alcance para salir a buscar trabajo.

Esas veces, un mínimo detalle alcanza para que uno vuelva a querer escribir en su blog.