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Día 13
De repente miedo. Mucho miedo. Miedo a morirme, a que las cosas salgan mal y morirme por vanidosa. Creo que me da más miedo morirme por vanidosa que morirme en sí.
Miedo a no parecerme a mi misma nunca más. A no reconocerme, a estar deformada, a que no me quede bien. A no poder reconocerme nunca más en la cara de mi mamá, a ser extraña en las fotos, a pasar por las vidrieras y no encontrarme.
Miedo a que no valga la pena, a haber hecho todo al pedo. La plata, el tiempo, el dolor, el riesgo.
Vuelvo a preguntarme cuál es para mi el precio de la belleza. Miro el sobre lleno de plata y me pregunto si 38 billetes alcanzan.
Por suerte en 2 horas se termina. Se termina todo. En dos horas no va a haber más dolor de cabeza, ni miedo, ni plata, ni definitivamente espejos.
-¡Hacete las tetas!
-No, no me quiero hacer las tetas.
-¡¡¡Hacete las tetas!!!
-Noooooo. No es que me regalaron una operación gratis y tengo que elegir qué me hago.
-Si te hacés las tetas nadie te va a mirar otra cosa...
- ...
- ...
-No me voy a hacer las tetas.
-Cuando tengas un minuto necesito hablar con vos.
-Decime...
-Te tengo que pedir algo. Quizás sea un poco raro para vos, pero para mí es importante.
-...
-Necesito tomarme 10 días de licencia.
-¿Pasó algo?
-No, hace tiempo que estoy programando una cirugía y ahora se dio que conseguí el dinero, tengo vacaciones en la facultad y acá las cosas están bastante tranquilas.
-¿Qué clase de cirugía?
-Estética.
-¿¡Qué te vas a hacer!?
(me señalo)
-Bueno, ¿Vos organizás con tu asistente para que te reemplace?
-Si
-Listo, mandame por mail las fechas de la licencia y no te hagas problema si tienen que ser más días.
-Gracias
-Ya está. La abuela me confirmó que me presta la plata, el cirujano que tengo quirófano para esa fecha y mi jefe me dio los días de licencia.
-Te operás de posta, boluda.
-Sip
-¿Me vas a querer igual cuando seas linda?
-No sé, voy a tener que reprogramar mi agenda...
Según lo que había dicho CG, con el plan 410 de OSDE, en 1 año podía hacérmelo gratis.
Claro, ahora que me había decidido, ¿Quién quería esperar un año?
Los precios a simple vista eran altos. La diferencia con esa espera de 12 meses era grande. ¿Cuánto valía un año de espera?
Aparte del tema de la espera, ¿Estaba dispuesta a hacérmelo con un médico de cartilla, uno elegido a dedo?
Necesitaba números reales, no aproximaciones.
En internet no aparecía nada, horas y horas navegando para que no apareciera una sola cifra.
Preguntar, consultar, hablarlo era darle entidad. ¿Y si salía una fortuna y no me daba el bolsillo? ¿Quién me sacaba la desilusión? ¿Quién bancaba el peso de la frustración?
La pregunta cada vez era más contundente: ¿Cuál es para mí el precio de la belleza?
(originalmente en Lo Inverosímil, viernes, diciembre 03, 2004)