Si hay algo en el mundo que detesto el levantarme temprano. No dormir poco, no dejar de dormir, sino levantarme temprano.
Por esos motivos siempre fui al colegio a la tarde, pero como mi mamá pertenece a la generación que piensa que "dormir hasta tarde es cosa de vagos" también siempre me encontraba alguna actividad matutina.
De todas ellas la más odiada era ir a Inglés. A las 8 tenía que estar del profesor por lo que a las 7:15, 7:20 me tenia que levantar. Tal era mi fastidio y mi bronca ante esta situación que en el momento en el que supuestamente iba al baño a lavarme los dientes, peinarme y etcéteras varios, yo me tiraba arriba de la alfombra del baño, me tapaba con una toalla y dormía de esta forma, 15 minutos más (en el mejor de los casos)
Así, perduré en esa práctica por casi medio año sin levantar sospechas de mi progenitora, hasta esa fatal mañana en que me quedé tan profundamente dormida que cuando mi mamá me llamó y me dijo que me apurara, no me desperté, ella se asustó pensando que no la oía porque me había pasado algo, entró al baño y me encontró, tirada en el piso y (apuesto yo) roncando. Ese fue el fin de mi tan preciada costumbre.
Con el tiempo pude controlar mis horarios, mi mamá ya no me podía obligar a ir a Inglés y nunca más necesité de este recurso.
En estas últimas dos semanas, 3 veces tuvieron que tocarme la puerta del baño en el laburo para ver si me pasaba algo. Decí que pongo la traba, porque si hubieran abierto la puerta me hubiesen encontrado en plena mañana tirada arriba de la alfombra, tapada con los toallones de Arredo y el celular a un costado con la alarma puesta cada 20 minutos.
Necesito descansar. Necesito vacaciones.
Nos leemos a la vuelta, me voy a ocupar de dormir tanto como para no siestar en un baño por lo menos hasta septiembre
Rich Cat
Hace 1 día