Me gustaría que la vida fuese más simple o que, al menos, no me exigiera demasiado.
Me gustaría poder controlar mi cuerpo, tener mi propio círculo de amigos, saber desenvolverme en situaciones imprevistas, ser más metódica y no tan ignorante, conocer más los ambientes nocturnos, salir más a menudo, tener ropa más acorde para ir a bailar y bailar modernamente.
Me gustaría ser querida.
Me gustaría que alguien me amara, alguien común y corriente, algún deportista tonto que use Tommy Hilfiger y esté todo el tiempo alegre y enérgico. Me gustaría que alguien se excitara oliéndome, como si mi piel fuese uno de esos perfumes Ungaro (que siempre son extremadamente sensuales, pues el junquillo que usan incita el deseo sexual), o como Pheromóne de Marilyn Miglin, o como J'ai Osé de Guy Laroche (tan excitante y empalagoso con sus bálsamos árabes de especias, mirlo y jazmín).
Me gustaría ser deseada.
También me gustaría ser como esa gente que tiene auto, pero va en omnibus al trabajo porque es más cómodo y menos estresante. Me gustaría enamorarme, sentir que mi pecho se ensancha emocionado, como cuando escuché por primera vez "Nothing compares 2U". Me gustaría casarme, tener hijos, alimentarlos y disfrazarlos en carnaval.
Me gustaría saber nadar.
Me gustaría ser feliz con poco. La simplicidad me tranquiliza.
Dani Umpi