Si, quizás, cuando tenía 15 me hubiese ocupado de conocer chicos, hoy no pasaría eso.
Si a esa edad hubiese estado más interesada en la revista Chicas que en Le Monde diplomatiqe, ninguna de estas cosas sucederían.
Si mi principal preocupación hubiesen sido las armas de seducción y no las de destrucción masiva, hoy no estaría así.
Porque decime, a quién se le ocurre, ser una inexperta emocional a los 24; en qué cabeza cabe empezar a esta altura del partido con las idas y vueltas, con lo correcto y lo incorrecto y la mar en coche; qué clase de anacrónica etaria empieza a comprarse, pisando el cuarto de siglo, una revista Cosmopolitan para ver por donde viene la mano.
(Ojo, que para los 40, voy a estar hecha un avion a chorro)
Beginner
Hace 17 horas